Para explicar las “bondades” de la Formación Dual (FD), la CEOE organizó en el Paraninfo una jornada el pasado 19 de febrero, contando como escuderos con el Rector y el Presidente del Consejo Económico y Social de España. Simplificando, la FD viene a sustituir lo que hasta ahora son clases, tanto en FP como en la Universidad, por prácticas en empresa. Con la justificación de que este modelo ayudará a los estudiantes a integrarse más rápidamente en el mundo laboral, se reduce la formación al conjunto de conocimientos necesarios para el trabajo, a la vez que las empresas se provén de mano de obra barata y lista para su uso.
Bastaron 30 segundos de rueda de prensa (disponible en el canal de Youtube de la Universidad, os lo adjuntamos al final del artículo) para dejar a las claras quiénes son los grandes beneficiarios de este, no tan nuevo, modelo. Para este viaje no hacían falta alforjas, bastaba con ver la lista de ponentes, pero es un documento que merece la pena visionar. Y es que nos estamos malacostumbrando a aceptar lo que “los empleadores nos vienen pidiendo”, en palabras del Rector, como argumentos de peso para modernizar las formas de trabajo y de formación. No, lo que beneficia a los empleadores, por norma general, no es lo mismo que nos beneficia al resto de las mortales. De hecho, suele ser todo lo contrario.
El aumento continuo de la hiperespecialización, rechazando toda formación integral y humanística, que es tratada como formación de segunda, deviene en una pérdida de individualidad y de autorrealización fundamentales para nuestro desarrollo y bienestar. Nos transforma poco a poco en engranajes, en instrumentos de producción prêt-à-porter, todos cortados por el mismo patrón. Ante esto, la CGT expresa su rechazo y defiende una Universidad social y culturalmente comprometida, que potencie el conocimiento en todas las áreas, así como la formación holística de su estudiantado.
Pero la FD va un paso más allá, y es que supone un enorme abaratamiento de la fuerza de trabajo, produciendo un aumento de la oferta y generando una escala salarial adicional por debajo de las condiciones del resto de la plantilla -por si había alguien optimista, esta formación no viene con un contrato laboral indefinido y un convenio favorable-. Es aquí donde está el quid de la cuestión. La FD no es (solo) una forma de integrar al estudiantado en el mundo laboral: es una forma de integrarlo con peores condiciones y asegurando su reemplazo con una remesa nueva por curso. Por supuesto, tirando a la baja las condiciones de la plantilla en su conjunto, cuando no directamente sirva para reemplazar a otras personas trabajadoras ya contratadas con mejores condiciones. La Universidad se transforma en una agencia de colocación que fabrica ad hoc al personal que el tejido productivo demanda en cada momento.
Finalmente, la FD es el enésimo instrumento de control de la Universidad por la patronal. En este sentido, es solo un mecanismo más que se suma a las ya existentes prácticas, las Cátedras de empresa o la propia financiación de proyectos que las instituciones públicas se niegan a dar. La CGT apuesta por un modelo alternativo, con financiación 100% pública, donde la plantilla de la Universidad, juntamente con el estudiantado y el resto de la sociedad sean los dueños de su presente y su futuro.
